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Editorial

Poseer conocimiento es una ventaja invaluable en toda institución, si se complementa con una estrategia adecuada de gestión, pasa a ser una herramienta poderosa de sostenibilidad. Cuando nos hablan de gestión del conocimiento, uno suele pensar en adquirir, organizar y distribuir la información y el conocimiento, pero no es usual pensar que la gestión del conocimiento también puede servir para generar nuevo conocimiento y, en consecuencia, para innovar.

Ahora, pensar en innovar nos lleva a idear procesos costosos, de adquisición y transferencia de tecnología, pero innovar consiste en hacer lo que hacemos, pero de forma diferente, más efectiva, aplicando la creatividad y el aprendizaje.

Es por ello que nosotros hablamos de que la gestión del conocimiento y el innovar van de la mano, gestionar el conocimiento es formalizar las herramientas orientadas al desarrollo de los integrantes de la institución, con el objetivo de transformar el conocimiento en valor y beneficios concretos para la institución y sus colaboradores.

En esencia, ambos conceptos buscan el beneficio de la institución y sus colaboradores a través de mejoras en procesos, productos y servicios gracias al conocimiento.

Finalmente, se suele considerar que la gestión de conocimiento se refiere a “pensar” y la innovación se orienta a “hacer”, sin embargo, es pertinente considerar en adelante que, si bien son procesos distintos, tienen alto grado de reciprocidad y un mayor grado de conexión del que usualmente se le brinda.

Unidad Funcional de Promoción de Gestión del Conocimiento